Ciudad de México.- Los muertos se azotaban en la plancha como si estuvieran vivos e incluso alguna vez logre escuchar un grito proveniente del interior de horno, nos relató un trabajador de un crematorio.
Al escuchar los gritos de inmediato fui por mi jefe para que pudiera escuchar, lo mismo que yo, ¡Te juro que me puse muy nervioso, pues ahí estaba un muerto gritando, dios mio metimos a una persona ¡con vida! Mencionó Andrés sumamente asustado.
Su jefe le dijo que no se asustara, que se fuera acostumbrando a este y otro tipo de situaciones que son muy frecuentes, el grito que escuchaste no es otra cosa que un reflejo o gases atorados del difunto, pero sólo es momentáneamente recuerda que la temperatura del horno es 850 a 1.000 grados y el cadáver tarda al rededor de dos horas en convertirse en cenizas.
Me sentí como un tonto frente a mi jefe, pero recordaba el sonido de los muertos que se azotaban en la plancha en los primeros segundos de haber iniciado la combustión, brincando por el efecto del fuego.
El cadáver antes de ser devuelto a la familia pasa por dos procesos: primero, la retorta, en el que los órganos por el calor son vaporizados y oxidados hasta que solo quedan los restos óseos para después pasar por el cremulador, que tritura los restos hasta convertirlos en diminutos fragmentos como granos de arena.
Mi jefe me seguía explicando que el cadáver es normal que pueda moverse dentro del horno crematorio. Las leyendas urbanas dicen que se sientan, pero nunca estamos observando como se consume el cuerpo por las llamas en esas dos largas horas.
En algunas ocasiones me han dado ganas de grabar los sonidos de los primeros minutos de la cremación, pero por temor a perder mi trabajo no me atrevo y sabes que es lo más escalofriante que se que algún día seré yo quien este dentro de ese horno.
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