Estado de México, 09 de marzo de 2024. – Un nuevo caso estremece a la comunidad educativa ante la impactante noticia que enluta a todos derivado de la trágica muerte de la pequeña Leticia Itzel «N», de tan solo 8 años, cuya vida se apagó de manera injusta y evitable al interior de las instalaciones de su escuela.
De acuerdo a las primeras versiones indican que Lety pidió a su maestra permiso para ir al baño, una petición que fue denegada en tres ocasiones por el insensible maestro que ignoró los llamados de la pequeña.
Finalmente, cuando una valiente compañera alertó al docente sobre el estado de Lety, quien indicaba que tenía ganas de vomitar, fue hasta entonces que se le permitió a la niña que se ausentara de la clase.
Tras la demora de la niña, el maestro fue a buscarla, pero al ser sanitario de niñas no pudo entrar y fueron sus mismas compañeras quienes la encontraron desvanecida en el baño, sin que nadie tomara medidas urgentes para salvarla.
Paramédicos de protección civil arribaron al lugar quienes no pudieron hacer ya nada por la menor quien ya no presentaba signos de vida. Los padres de la menor fueron notificados y se les solicitó que asistieran al colegio para informarles lo sucedido.
La negligencia y la falta de humanidad se manifestaron de la manera más desgarradora cuando las autoridades escolares no activaron rápidamente la ayuda médica. Incluso, el director y el maestro parecían desentenderse de la tragedia, exigiendo a los familiares que se llevaran el cuerpo sin vida de la niña por sus propios medios.
El cinismo y la insensibilidad alcanzaron su punto máximo cuando el director de la escuela intentó deslindar responsabilidades, culpando a los padres de la pequeña por enviarla a la escuela enferma, a pesar de que Lety no mostraba síntomas de malestar al ingresar al plantel educativo.
La comunidad exige se investigue y den respuestas claras ante esta inexcusable pérdida de una vida inocente. Los hechos se registraron a principios de esta semana al interior de la escuela primaria Ciencia, Patria, Trabajo y Libertad, de Santa María Acolman
¡Descansa en paz, pequeña Lety!
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